martes, 19 de abril de 2016

Fotografías de la I Jornada "Cenicientos Arqueológico"

El pasado sábado 16 de Abril, Cenicientos acogió una visita arqueológica al paraje de Piedra Escrita, bajo los comentarios de Eduardo Penedo (técnico arqueólogo de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid), Mónica Major (directora de Àqaba Arqueólogos) y José Luis Puentes (propietario de los terrenos en el entorno de Piedra Escrita y experto en la historia local).

La lectora Luci Fermosel comparte con nosotros las fotografías de este evento:












































10 comentarios:

  1. LA PIEDRA ESCRITA

    Vestigios son del tiempo y la memoria
    del paso de unos hombres por la tierra,
    mostrando el ataúd cuando se cierra
    diciendo que la vida es provisoria.

    Es figura pétrea en nuestra historia
    que no se aturde, aflige ni se aterra,
    y el misterio de roca inerte encierra
    a esfinge de corucha ejecutoria.

    Modelo de la mano y de la maza
    de los viriles ancestros coruchos,
    y el cincel que a esta piedra destaja

    es mole semejante a esta raza
    de viñedos y águilas y aguiluchos
    donde el corucho se afana y trabaja.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  2. DORMIDO SE HALLABA CRISTO

    Dormido se hallaba Cristo,
    despistado San Esteban,
    y a nuestra Virgen se llevan
    de incógnito y de imprevisto.
    Fue aquello visto y no visto
    y Cenicientos se excita,
    y buscándola se irrita
    mas les hablo el niño Dios
    y les dijo que ellos dos
    se hallaban en Piedra Escrita.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  3. POR TIERRAS DE PIEDRA ESCRITA

    Por tierras de Piedra Escrita
    los toros y mayorales
    llegaban a los corrales
    con puntualidad de cita.
    Y la afición nunca ahíta
    de los coruchos en carros,
    sobre varales sin barros
    contemplaban la corrida
    en tarde comprometida
    de los toreros bizarros.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  4. EL LAZARILLO Y EL CIEGO PASARON POR CENICIENTOS Y AL ANÓNIMO AUTOR DE LE OLVIDÓ

    Iban lázaro y el ciego
    por Almorox en vendimia,
    y el ciego de vista nimia
    con el fardel y el talego.

    Un racimo de uvas dieron
    de una viña el viñador,
    maduras y buen sabor
    que con presteza comieron.

    Comenzaron de una en una
    y el ciego de dos en dos,
    y Lázaro no iba en pos
    y tres a tres con su hambruna.

    Cuando quedó el escobajo
    el ciego se malició
    y astuto no se asombró
    y le habló con desparpajo:

    -Lázaro, de tres en tres
    tú te has comido las uvas,
    y por el garguero entubas
    y te saldrán por los pies.

    -¿Cómo lo sabéis, maestro?
    - No protestaste, arrapiezo,
    al comer yo sin tropiezo
    dos a dos como más diestro.

    El día de antes pasaron
    por vecino Cenicientos,
    donde el ciego daba tientos
    al jarro cuando llegaron.

    Se hallaban en las vendimias
    los coruchos igualmente,
    y aunque el autor no lo miente
    es allí de uvas eximias.

    Pararon e hicieron noche
    en roca de Piedra Escrita
    y tuvieron la visita
    de un noctívago alimoche.

    Más el autor se olvidó
    y no incluyo en el relato,
    ni consignó en el retrato,
    cuanto os versifico yo.

    Y no firmó con su nombre
    la historia del Lazarillo
    que pasó por el cerrillo,
    barrio antiguo y de renombre.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  5. BALADA CORUCHA

    No lo calles, no lo omitas,
    en repetirme un te quiero
    pues es agua de un venero
    del que bebo en Piedra Escrita.

    Y cerca en el Tabalón,
    cuando el almendro está en flor
    tu declaración de amor
    bálsamo es del corazón.

    Y siguiendo por el llano
    cuando mi mano aprisionas
    con las hojas me coronas
    del amor del avellano.

    Y las zarzas y los cardos
    en rosas se han convertido
    y un rosal ha florecido
    entre espliegos y entre nardos.

    Y nos contemplan las Peñas
    y saben que nos amamos,
    y el amor que atesoramos
    al besarme les enseñas.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  6. EN LA ROCA ESTÁ EXCAVADO

    En la roca está excavado,
    es pilón o es una tumba,
    de coruchos de ultratumba
    mostrándonos su legado.
    Coruchos, aquí está anclado
    nuestro pasado e historia,
    y sin excesiva euforia
    no debe darse al olvido
    este eslabón no perdido
    de nuestra ancestral memoria.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  7. EL TÍO ISIDRO EN SU TEMPRANAL

    Decidor confiado, alegre y risueño
    en su tempranal áureo de albillo,
    maduraba entre paz su oro amarillo
    en el viñedo feliz y hogareño.

    De niño compartí vida y ensueño
    con el soñador en gustos sencillos,
    quien decía "come, Caraballillo,
    estos racimos que te da su dueño".

    Aquel tempranal vivió avecindado
    a la esfinge inerte de Piedra Escrita
    y conformó las vísceras y tripa,

    los brazos, las piernas con el sudado
    del palpitar que por allí crepita
    de esfuerzo honrado del tío Chiripa.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  8. ENTRE ZARZAS DEL ARROYO
    Adivinanza

    Entre zarzas del arroyo,
    vecino de Piedra Escrita,
    surge una brisa que agita
    las blancas plumas de un pollo.
    El pollo en su desarrollo,
    polluelo de una avutarda,
    intuyendo qué le aguada
    si permanece en el nido
    al que con cuerda han asido,
    la roe y niño no aguarda.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  9. LA PISCINA DE LAS OLLAS
    Los baños de la infancia

    Por un abrupto camino
    bajábamos a Las Ollas,
    llamado Prado el Molino,
    coruchillos sin argollas.

    Fulgía un sol de justicia,
    siendo en horas de la siesta,
    con un calor de justicia
    y locura manifiesta.

    Andariegos esforzados
    con las sandalias de goma,
    en pies negros y sudados
    se expandía nuestro aroma...

    El agua corría lenta
    en remolinos de espuma,
    y era viscosa y grasienta
    como pantano de bruma.

    Practicábamos nudismo
    al final de los cincuenta,
    sin temor al paludismo
    tostándonos la osamenta.

    La poza excavada en roca,
    horadada por los años,
    hacía cerrar la boca
    al comienzo de los baños.

    Miasmas de todo pelaje
    surcaban aquellas aguas,
    vistiéndonos con un traje
    como el hierro de las fraguas.

    Después como a cachorrillos
    nos daban cama las rocas,
    desnudos, sin calzoncillos
    y acudían madres locas.

    Con la zapatilla en mano
    y sin pan ni chocolate,
    nos ponían en verano..,
    los culos como un tomate.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  10. NOCTURNO EN LA PEÑA

    En tu contemplación peña infinita,
    mecido por el pinar y su coro,
    siento el resinar manantial sonoro
    que en el silencio nocturno crepita.

    Mi amante corazón sueña y palpita
    cuando hilan tu cima las brisas de oro,
    y las hadas culminando su exploro
    vuelven a su hogar en la Piedra Escrita.

    Arriba el sol naciente tornasola
    apacible, sin explosionar de olas
    extendiéndose abajo en la llanura,

    sobre el pueblo que ya poco madruga,
    moviéndose con pasos de tortuga,
    amorfo, y ya sin pulso y sin premura.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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