lunes, 19 de septiembre de 2016

Cenicientos, de nuevo el municipio más pobre de Madrid

CENICIENTOS, DE NUEVO EL MUNICIPIO MÁS POBRE DE MADRID

Cenicientos baja hasta la última posición de renta per cápita en la Comunidad de Madrid (en 2015, era el antepenúltimo) y sube posiciones en el ranking de municipios más endeudados por habitante de España (pasa del 18 al 17). Este último dato se debe al reconocimiento por parte del Ayuntamiento de la deuda municipal.

La Agencia Tributaria y el Instituto Nacional de Estadística publican sendos documentos que listan la capacidad económica de los habitantes de las localidades españolas y la deuda pública de sus consistorios. El periódico "El País" se hacía eco del documento de la Agencia Tributaria en este enlace (EL PAÍS), en el que se indica la renta media de los coruchos (16.219€) frente a la de Pozuelo de Alarcón (59.279€), el municipio con la mayor capacidad económica de sus vecinos en Madrid.



 
 

21 comentarios:

  1. PEÑA,CORNETAL,LADERA

    Peña, Cornetal,Ladera,
    comenzad a desfilar
    mueve bien Peña Buvera,
    tu poderosa cadera
    si empiezas a caminar.

    Cimbréate bien, Ladera,
    que tan a la vista estás,
    tu imagen de enredadera
    embellezca esa cimera,
    con coruchos al compás.

    Cornetal,líder de pinos,
    comienza ya a liderar
    hasta la Peña caminos,
    que les eviten espinos
    a coruchos del lugar.

    Peña, Cornetal, Ladera,
    coruchos sois de escalar,
    peldaños de un escalera
    de un Cenicientos que espera
    a un tiempo que ha de llegar.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  2. OLIVO, CEPA Y ENCINA

    Olivo, cepa y encina
    e higuera del higueral,
    pineda del Cornetal
    y la Peña Buverina.
    Ladera, monte y colina,
    brisar de vientos y alientos,
    sotaventos, barloventos,
    han de pilotar la nave
    que más la ruina no agrave
    y haga grande a Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  3. NOCTURNO EN LA PEÑA

    En tu contemplación Peña infinita,
    mecido por el pinar y su coro,
    siento el resinar manantial sonoro
    que en el silencio nocturno crepita.

    Mi amante corazón sueña y palpita
    cuando hilan tu cima las brisas de oro,
    y las hadas culminando su exploro
    vuelven a su hogar en la Piedra Escrita.

    Arriba el sol naciente tornasola
    apacible, sin explosionar de ola
    extendiéndose abajo en la llanura,

    sobre el pueblo que ya poco madruga,
    moviéndose con pasos de tortuga,
    amorfo y ya sin pulso y sin premura.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  4. POR INHÓSPITA LABRANZA

    Por inhóspita labranza
    va navegando un navío,
    del corucho labrantío
    de una abstrusa mezcolanza.

    En tiempos de malandanza
    y de jarcias hundimientos,
    política y Cenicientos
    no entonan igual romanza.

    En derredor todo avanza
    por los pueblos del contorno,
    y en su embarcación el horno
    humos de progreso lanza.

    Cabo de buena Esperanza
    no divisan los coruchos,
    y los roces que son muchos
    agrietarán su pujanza.

    ¡Si el futuro no os alcanza,
    y os combatís con vesania,
    se acaba como en Hircania
    con el turbante y la lanza.

    Partidos hacer mudanza
    del Cabo de las Tormentas,
    y las gentes cenicientas
    no vivan desesperanza.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  5. SOBRE EL CASTILLO DE PROA
    Adivinanza

    Sobre el castillo de proa
    de una galera pirata
    gran refriega se desata
    ante las islas Samoa.
    Un expediente se incoa
    y entre corsarios querella
    por una terrestre estrella,
    y Henri Morgan y Olonés
    se han mirado de través
    por una terrestre estrella.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  6. EL PUEBLO CORUCHO Y SUS DESGOBIERNOS

    Entre viñedos y el olivo anclado,
    en un valle armonioso sumergido,
    el pueblo corucho está y vive asido
    a sus vestigios de lo que es pasado.

    Y con sus atavismos inculcado
    y el marasmo al que se halló sometido
    durante tantos años sostenido
    ¿impericia es, o un caos ya enquistado?

    Cuentas han de rendir los mandatarios
    del dinero de la ciudadanía,
    sin disparar con pólvora del rey.

    Sus excesos paguen sus dinerarios,
    respondan con su propia economía
    y si malversan.., cuentas a la ley.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  7. SOBRE EL CASTILLO DE PROA
    Adivinanza

    Sobre el castillo de proa
    de un galera pirata
    gran refriega se desata
    ante las islas Samoa.
    Un expediente se incoa
    y entre corsarios querella
    por una terrestre estrella,
    y Henri Morgan y Olonés
    se han mirado de través
    por una villa muy bella.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  8. LAS LUCIÉRNAGAS DE CENICIENTOS

    Luciérnagas alumbraron
    las noches de Cenicientos,
    y le dieron lucimientos
    que a sus campos inundaron.
    Mas un día se apagaron
    y no volvimos a ver
    el reflejo del tejer
    estelar del lucernario,
    que marcaban el orario
    del corucho amanecer.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  9. LAS MERIENDAS DE MI NIÑEZ

    El pan untado en aceite,
    o con azúcar y vino,
    o jamón de abrir camino
    a una niñez sin afeite.

    Las libras de chocolate
    grueso y con sabor a tierra
    de los años de posguerra
    nos servían de acicate.

    Y del pan eran canteros
    de aquellos panes morenos
    de trigos y no centenos
    de los padres jornaleros.

    En las orzas la matanza,
    y colgados los chorizos
    en los humildes chamizos
    con atisbos de mudanza.

    Sin muchachos panzurrales
    que ahora llaman obesos,
    los bocadillos de quesos
    comidos por andurriales.

    Y la carne de membrillo
    con el pan y sus tarugos,
    y también con los mendrugos
    nos daban vigor y brillo.

    Con patadas a un balón
    con el chorizo en la mano,
    en un vivir espartano
    daba impulso al corazón.

    Y las sardinas saladas
    y mordiscos a los nabos,
    y no dejar ni los rabos
    del tomate en ensaladas.

    Meriendas que en mi niñez
    entre coruchos austeros
    no oía estos desafueros,
    ¿o influyó mi candidez?

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  10. PANIGEBRE Y EL GUARRO DE LA VEZ

    (Costumbres decimonónicas de Cenicientos ya,
    desaparecidas, de los porqueros de la vez)

    Confluyendo en enclave de caminos
    lo acaparan los soles y las brisas
    donde flotan airosas las camisas,
    de agujas forestales de los pinos.

    Por siglos allí hozaron los gorrinos,
    que calmosos gruñían y sin prisas
    comían sin señales ni divisas
    al cargo de porqueros de cochinos.

    Con los guarros formaban un rebaño
    del angosto cubículo en las casas,
    que en Panigebre ultimaba su crianza.

    De un ciclo repetido año tras año
    socarrado después entre las brasas
    festivas del día de la matanza.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho


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  11. CRUZA POR PANIGEBRE

    Cruza por Panigebre
    rauda y veloz la liebre,

    van su rastro siguiendo
    galgos enloqueciendo,

    con corcovas y saltos
    les va ganando asaltos,

    ora va y se agazapa
    mas galgo no la atrapa,

    la va impulsando el viento
    del campo Ceniciento,

    por carretera enfila
    y habilidad destila,

    saltando va paredes
    al par que elude redes,

    sorteando va cepas
    de viñas sin estepas,

    y tomado el sendero
    de Casa del Minero,

    se aboca sobre el Mancho
    su comedero y rancho,

    aquel es su terreno
    y de escondrijos lleno,

    entretanto los galgos
    que en nada son hidalgos,

    se enredan en pelea
    formando patulea,

    ladran y se disculpan
    y al más torpe le culpan,

    de fuga de la liebre
    que gracias a sus patas,
    huyó de Panigebre
    y galgos de reatas.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  12. CAMINABA EL CAMINANTE
    A don Antonio Machado

    Caminaba el caminante
    por camino solitario,
    en día de vendimiario
    pasito a paso adelante.
    De pronto un acompañante
    incorpóreo llegó
    y con él se emparejó,
    y él, que hablaba un soliloquio,
    fue y estableció un coloquio
    con Dios que le acompaño.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  13. LEYENDAS DE CENICIENTOS
    El diablo cojuelo

    Se acercó el diablo cojuelo
    de Madrid de tapadillo,
    y extramuros del Cerrillo
    hizo en casa en un majuelo.

    La casa no se veía
    ni a él en figura humana,
    hecho siempre un tarambana,
    se reía y se reía.

    Maquinaba todo el día
    la forma de divertirse,
    y así a sus anchas reírse
    de coruchos se acrecía.

    De leche se alimentaba,
    tragaldabas insaciable,
    y en hartura memorable,
    ¡cuántas faenas armaba!

    De mañana los vaqueros
    sin leche hallaban sus vacas,
    y las cabras entre urracas
    ordeñadas los cabreros.

    Brevas se desvanecieron,
    los higos no maduraron,
    los viñedos no cuajaron
    y los trigales se fueron.

    Vive Dios! ¡Qué desesperos
    sobrevino a los coruchos!
    Verdad es que no eran muchos,
    ¿mas por qué esos desafueros?

    Un santo padre exorcista
    les vino desde Toledo.
    y andando con paso quedo
    resultó un buen analista.

    Al perillán descubrió
    en las ramas del majuelo,
    y con exordios del cielo
    al cojuelo lo expulsó.

    Del majuelo se extendió
    una plaga de estreñidos,
    pues sus frutos constreñidos
    todo lo contaminó.

    Y en Cenicientos los bulos
    pábulo dio a los majuelos,
    y siendo causa de duelos
    les llamaron tapaculos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  14. LEYENDAS DE CENICIENTOS
    Las hadas del viñedo

    Lares del viñedo que hogar fue de hadas,
    tiempos lejanos de cepas remoto,
    echado en olvido su ayer ignoto
    perduran cual libélulas aladas.

    Vientos áureos, brisas perfumadas
    ellas trajeron y flores de loto,
    más al dios Baco del vino devoto
    con cepas de Olimpia por Zeus creadas.

    Tierra eligieron, clavaron la pica
    de un primer barbado injerto de cepa,
    sudor y ayuda de los elementos

    que a la vid sustenta y la dulcifica,
    y es en dulzura ubérrima que trepa
    la uva en los viñedos de Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  15. LEYENDAS DE CENICIENTOS
    Las brujas del Tejar

    Mi recuerdo es de un tejar
    donde ahora existen casas,
    y una estera, y unas pasas
    y una higuera en tal lugar.

    Según me contó mi abuela,
    fértil de imaginación
    y narrando convicción,
    y en saber oral escuela.

    Allí habitaron las brujas
    huríes del moro Juan,
    en primoroso desván,
    siempre alegres y pirujas.

    Volaban con las escobas
    asustando a los vecinos
    por recónditos caminos,
    fingiéndose monjas bobas.

    Y el moro con su borrico
    porteaba mercancías
    en tiempos de carestías,
    más contento que Perico.

    Y en las noches de Aquelarre
    prendían unas fogatas
    con grandes ruidos de latas,
    diciendo al borrico:"¡Arre, Arre!".

    Sobrevolaban las Peñas
    aterrizando en la plaza,
    con sus vestidos y traza,
    en las escobas pequeñas.

    Casaron Juan y Zulema,
    que era la bruja más joven,
    sin que las demás se enconen
    por causa de tal pamema.

    Todo el pueblo fue invitado
    al opíparo festín,
    sin que se viera su fin
    como en mesa de un prelado.

    "¡Diciéndose: es bueno hogaño
    no son harpías las brujas,
    y sin conjuros ni agujas
    echamos tripa en mal año!"

    Y convivieron contentos
    en buena paz y armonía,
    las brujas en cofradía
    y en sus casas Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  16. LEYENDAS DE CENICIENTOS
    EL Canto de la Bruja

    Voz de una leyenda que nos sobrevive cuenta
    que muy alhajada y muy bella una bruja habitaba
    orillada al canto y penas de amor ahogaba
    atrayendo a hombres de la aldea cenicienta.

    Mentiras y falsedades que la gente inventa,
    era un hada blanca que a los coruchos velaba
    y a caminantes agónicos los confortaba
    en tanto hablaban de sus luchas de vida cruenta

    Seráfica y volátil, como las mariposas,
    ajena a cuanto se decía vivía el hada
    en torno al canto las abejas libaban rosas,

    pero un día por la incomprensión se vio forzada
    a abandonar la piedra y sus florestas umbrosas
    y en el canto quedò su inmortalidad grabada.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  17. EL ESPÍRITU DEL FARY EN CENICIENTOS

    Del Fary dicen que dicen
    que su espíritu le habló
    a un mujer que contó
    que a ella no la desdicen.
    "A mí no me contradicen",
    proclamó a los cuatro vientos;
    "una vez lo digo y cientos:
    que en copa de encina altiva,
    bien corucha y bien nativa,
    al Fary vi en Cenicientos",

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  18. EL FURTIVO DE LA ENJALMA

    La luz que daba la luna
    era su faro y su guía,
    y afinar la puntería
    en la noche fría y bruna.

    Bajo ramas de un enebro
    los conejos acudían,
    y a él sus manos le ardían
    y al miedo le hacía un quiebro.

    El disparo amortiguaba
    en la noche sepulcral,
    el deslizar musical
    del arroyo en que regaba.

    Huertos de los Cerdigones,
    linderos del Encinar
    de la Parra y, al cruzar,
    a conejos perdigones.

    Con la llegada del alba
    a la caza daba fin,
    y le ponía el confín
    la boina sobre su calva.

    La enjalma desjarretaba
    compartiendo bien la paja,
    y a los conejos encaja
    de aparejo que ahuecaba.

    En cruce del Panigebre
    le paraba la pareja
    de guardias de hirsuta ceja
    buscando conejo o liebre.

    Les burlo en los duros años
    de la terrible posguerra,
    con la enjalma en la que encierra
    del furtivo desengaños.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  19. FLUÍAN ONDAS DIVINAS

    Fluían ondas divinas
    sobre el agua de la charca,
    del riego de la comarca
    torrencial de las encinas.
    Venero de las colinas
    que había en los Cerdigones,
    era sangre en pulsaciones
    de las plantas de las huertas
    que ya perecen desiertas
    por falta de irrigaciones.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  20. FUE UNA LECHUZA Y ENTRÓ

    Fue una lechuza y entró
    en la ermita subrepticia,
    y descubrió la delicia
    que al momento se bebió.
    A la del Roble dejó
    sumida en la oscuridad
    sin aceite en la oquedad
    que alimentaba la vela
    de la Virgen centinela
    que la presta claridad.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Coeucho

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  21. EPAMINONDAS

    El gran general tebano,
    vencedor en cien batallas,
    torreones y murallas,
    tomó siempre por su mano.
    Ni fue hueco ni fue vano,
    su pensamiento fecundo,
    mas padeció en lo profundo
    de la envidia los embates,
    más fiera que los combates
    y tan vieja como el mundo.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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