CENICIENTOS, DE NUEVO EL MUNICIPIO MÁS POBRE DE MADRID
Cenicientos baja hasta la última posición de renta per cápita en la Comunidad de Madrid (en 2015, era el antepenúltimo) y sube posiciones en el ranking de municipios más endeudados por habitante de España (pasa del 18 al 17). Este último dato se debe al reconocimiento por parte del Ayuntamiento de la deuda municipal.
La Agencia Tributaria y el Instituto Nacional de Estadística publican sendos documentos que listan la capacidad económica de los habitantes de las localidades españolas y la deuda pública de sus consistorios. El periódico "El País" se hacía eco del documento de la Agencia Tributaria en este enlace (EL PAÍS), en el que se indica la renta media de los coruchos (16.219€) frente a la de Pozuelo de Alarcón (59.279€), el municipio con la mayor capacidad económica de sus vecinos en Madrid.
PEÑA,CORNETAL,LADERA
ResponderEliminarPeña, Cornetal,Ladera,
comenzad a desfilar
mueve bien Peña Buvera,
tu poderosa cadera
si empiezas a caminar.
Cimbréate bien, Ladera,
que tan a la vista estás,
tu imagen de enredadera
embellezca esa cimera,
con coruchos al compás.
Cornetal,líder de pinos,
comienza ya a liderar
hasta la Peña caminos,
que les eviten espinos
a coruchos del lugar.
Peña, Cornetal, Ladera,
coruchos sois de escalar,
peldaños de un escalera
de un Cenicientos que espera
a un tiempo que ha de llegar.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
OLIVO, CEPA Y ENCINA
ResponderEliminarOlivo, cepa y encina
e higuera del higueral,
pineda del Cornetal
y la Peña Buverina.
Ladera, monte y colina,
brisar de vientos y alientos,
sotaventos, barloventos,
han de pilotar la nave
que más la ruina no agrave
y haga grande a Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
NOCTURNO EN LA PEÑA
ResponderEliminarEn tu contemplación Peña infinita,
mecido por el pinar y su coro,
siento el resinar manantial sonoro
que en el silencio nocturno crepita.
Mi amante corazón sueña y palpita
cuando hilan tu cima las brisas de oro,
y las hadas culminando su exploro
vuelven a su hogar en la Piedra Escrita.
Arriba el sol naciente tornasola
apacible, sin explosionar de ola
extendiéndose abajo en la llanura,
sobre el pueblo que ya poco madruga,
moviéndose con pasos de tortuga,
amorfo y ya sin pulso y sin premura.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
POR INHÓSPITA LABRANZA
ResponderEliminarPor inhóspita labranza
va navegando un navío,
del corucho labrantío
de una abstrusa mezcolanza.
En tiempos de malandanza
y de jarcias hundimientos,
política y Cenicientos
no entonan igual romanza.
En derredor todo avanza
por los pueblos del contorno,
y en su embarcación el horno
humos de progreso lanza.
Cabo de buena Esperanza
no divisan los coruchos,
y los roces que son muchos
agrietarán su pujanza.
¡Si el futuro no os alcanza,
y os combatís con vesania,
se acaba como en Hircania
con el turbante y la lanza.
Partidos hacer mudanza
del Cabo de las Tormentas,
y las gentes cenicientas
no vivan desesperanza.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
SOBRE EL CASTILLO DE PROA
ResponderEliminarAdivinanza
Sobre el castillo de proa
de una galera pirata
gran refriega se desata
ante las islas Samoa.
Un expediente se incoa
y entre corsarios querella
por una terrestre estrella,
y Henri Morgan y Olonés
se han mirado de través
por una terrestre estrella.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL PUEBLO CORUCHO Y SUS DESGOBIERNOS
ResponderEliminarEntre viñedos y el olivo anclado,
en un valle armonioso sumergido,
el pueblo corucho está y vive asido
a sus vestigios de lo que es pasado.
Y con sus atavismos inculcado
y el marasmo al que se halló sometido
durante tantos años sostenido
¿impericia es, o un caos ya enquistado?
Cuentas han de rendir los mandatarios
del dinero de la ciudadanía,
sin disparar con pólvora del rey.
Sus excesos paguen sus dinerarios,
respondan con su propia economía
y si malversan.., cuentas a la ley.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
SOBRE EL CASTILLO DE PROA
ResponderEliminarAdivinanza
Sobre el castillo de proa
de un galera pirata
gran refriega se desata
ante las islas Samoa.
Un expediente se incoa
y entre corsarios querella
por una terrestre estrella,
y Henri Morgan y Olonés
se han mirado de través
por una villa muy bella.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LAS LUCIÉRNAGAS DE CENICIENTOS
ResponderEliminarLuciérnagas alumbraron
las noches de Cenicientos,
y le dieron lucimientos
que a sus campos inundaron.
Mas un día se apagaron
y no volvimos a ver
el reflejo del tejer
estelar del lucernario,
que marcaban el orario
del corucho amanecer.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LAS MERIENDAS DE MI NIÑEZ
ResponderEliminarEl pan untado en aceite,
o con azúcar y vino,
o jamón de abrir camino
a una niñez sin afeite.
Las libras de chocolate
grueso y con sabor a tierra
de los años de posguerra
nos servían de acicate.
Y del pan eran canteros
de aquellos panes morenos
de trigos y no centenos
de los padres jornaleros.
En las orzas la matanza,
y colgados los chorizos
en los humildes chamizos
con atisbos de mudanza.
Sin muchachos panzurrales
que ahora llaman obesos,
los bocadillos de quesos
comidos por andurriales.
Y la carne de membrillo
con el pan y sus tarugos,
y también con los mendrugos
nos daban vigor y brillo.
Con patadas a un balón
con el chorizo en la mano,
en un vivir espartano
daba impulso al corazón.
Y las sardinas saladas
y mordiscos a los nabos,
y no dejar ni los rabos
del tomate en ensaladas.
Meriendas que en mi niñez
entre coruchos austeros
no oía estos desafueros,
¿o influyó mi candidez?
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
PANIGEBRE Y EL GUARRO DE LA VEZ
ResponderEliminar(Costumbres decimonónicas de Cenicientos ya,
desaparecidas, de los porqueros de la vez)
Confluyendo en enclave de caminos
lo acaparan los soles y las brisas
donde flotan airosas las camisas,
de agujas forestales de los pinos.
Por siglos allí hozaron los gorrinos,
que calmosos gruñían y sin prisas
comían sin señales ni divisas
al cargo de porqueros de cochinos.
Con los guarros formaban un rebaño
del angosto cubículo en las casas,
que en Panigebre ultimaba su crianza.
De un ciclo repetido año tras año
socarrado después entre las brasas
festivas del día de la matanza.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
CRUZA POR PANIGEBRE
ResponderEliminarCruza por Panigebre
rauda y veloz la liebre,
van su rastro siguiendo
galgos enloqueciendo,
con corcovas y saltos
les va ganando asaltos,
ora va y se agazapa
mas galgo no la atrapa,
la va impulsando el viento
del campo Ceniciento,
por carretera enfila
y habilidad destila,
saltando va paredes
al par que elude redes,
sorteando va cepas
de viñas sin estepas,
y tomado el sendero
de Casa del Minero,
se aboca sobre el Mancho
su comedero y rancho,
aquel es su terreno
y de escondrijos lleno,
entretanto los galgos
que en nada son hidalgos,
se enredan en pelea
formando patulea,
ladran y se disculpan
y al más torpe le culpan,
de fuga de la liebre
que gracias a sus patas,
huyó de Panigebre
y galgos de reatas.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
CAMINABA EL CAMINANTE
ResponderEliminarA don Antonio Machado
Caminaba el caminante
por camino solitario,
en día de vendimiario
pasito a paso adelante.
De pronto un acompañante
incorpóreo llegó
y con él se emparejó,
y él, que hablaba un soliloquio,
fue y estableció un coloquio
con Dios que le acompaño.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LEYENDAS DE CENICIENTOS
ResponderEliminarEl diablo cojuelo
Se acercó el diablo cojuelo
de Madrid de tapadillo,
y extramuros del Cerrillo
hizo en casa en un majuelo.
La casa no se veía
ni a él en figura humana,
hecho siempre un tarambana,
se reía y se reía.
Maquinaba todo el día
la forma de divertirse,
y así a sus anchas reírse
de coruchos se acrecía.
De leche se alimentaba,
tragaldabas insaciable,
y en hartura memorable,
¡cuántas faenas armaba!
De mañana los vaqueros
sin leche hallaban sus vacas,
y las cabras entre urracas
ordeñadas los cabreros.
Brevas se desvanecieron,
los higos no maduraron,
los viñedos no cuajaron
y los trigales se fueron.
Vive Dios! ¡Qué desesperos
sobrevino a los coruchos!
Verdad es que no eran muchos,
¿mas por qué esos desafueros?
Un santo padre exorcista
les vino desde Toledo.
y andando con paso quedo
resultó un buen analista.
Al perillán descubrió
en las ramas del majuelo,
y con exordios del cielo
al cojuelo lo expulsó.
Del majuelo se extendió
una plaga de estreñidos,
pues sus frutos constreñidos
todo lo contaminó.
Y en Cenicientos los bulos
pábulo dio a los majuelos,
y siendo causa de duelos
les llamaron tapaculos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LEYENDAS DE CENICIENTOS
ResponderEliminarLas hadas del viñedo
Lares del viñedo que hogar fue de hadas,
tiempos lejanos de cepas remoto,
echado en olvido su ayer ignoto
perduran cual libélulas aladas.
Vientos áureos, brisas perfumadas
ellas trajeron y flores de loto,
más al dios Baco del vino devoto
con cepas de Olimpia por Zeus creadas.
Tierra eligieron, clavaron la pica
de un primer barbado injerto de cepa,
sudor y ayuda de los elementos
que a la vid sustenta y la dulcifica,
y es en dulzura ubérrima que trepa
la uva en los viñedos de Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LEYENDAS DE CENICIENTOS
ResponderEliminarLas brujas del Tejar
Mi recuerdo es de un tejar
donde ahora existen casas,
y una estera, y unas pasas
y una higuera en tal lugar.
Según me contó mi abuela,
fértil de imaginación
y narrando convicción,
y en saber oral escuela.
Allí habitaron las brujas
huríes del moro Juan,
en primoroso desván,
siempre alegres y pirujas.
Volaban con las escobas
asustando a los vecinos
por recónditos caminos,
fingiéndose monjas bobas.
Y el moro con su borrico
porteaba mercancías
en tiempos de carestías,
más contento que Perico.
Y en las noches de Aquelarre
prendían unas fogatas
con grandes ruidos de latas,
diciendo al borrico:"¡Arre, Arre!".
Sobrevolaban las Peñas
aterrizando en la plaza,
con sus vestidos y traza,
en las escobas pequeñas.
Casaron Juan y Zulema,
que era la bruja más joven,
sin que las demás se enconen
por causa de tal pamema.
Todo el pueblo fue invitado
al opíparo festín,
sin que se viera su fin
como en mesa de un prelado.
"¡Diciéndose: es bueno hogaño
no son harpías las brujas,
y sin conjuros ni agujas
echamos tripa en mal año!"
Y convivieron contentos
en buena paz y armonía,
las brujas en cofradía
y en sus casas Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LEYENDAS DE CENICIENTOS
ResponderEliminarEL Canto de la Bruja
Voz de una leyenda que nos sobrevive cuenta
que muy alhajada y muy bella una bruja habitaba
orillada al canto y penas de amor ahogaba
atrayendo a hombres de la aldea cenicienta.
Mentiras y falsedades que la gente inventa,
era un hada blanca que a los coruchos velaba
y a caminantes agónicos los confortaba
en tanto hablaban de sus luchas de vida cruenta
Seráfica y volátil, como las mariposas,
ajena a cuanto se decía vivía el hada
en torno al canto las abejas libaban rosas,
pero un día por la incomprensión se vio forzada
a abandonar la piedra y sus florestas umbrosas
y en el canto quedò su inmortalidad grabada.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL ESPÍRITU DEL FARY EN CENICIENTOS
ResponderEliminarDel Fary dicen que dicen
que su espíritu le habló
a un mujer que contó
que a ella no la desdicen.
"A mí no me contradicen",
proclamó a los cuatro vientos;
"una vez lo digo y cientos:
que en copa de encina altiva,
bien corucha y bien nativa,
al Fary vi en Cenicientos",
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL FURTIVO DE LA ENJALMA
ResponderEliminarLa luz que daba la luna
era su faro y su guía,
y afinar la puntería
en la noche fría y bruna.
Bajo ramas de un enebro
los conejos acudían,
y a él sus manos le ardían
y al miedo le hacía un quiebro.
El disparo amortiguaba
en la noche sepulcral,
el deslizar musical
del arroyo en que regaba.
Huertos de los Cerdigones,
linderos del Encinar
de la Parra y, al cruzar,
a conejos perdigones.
Con la llegada del alba
a la caza daba fin,
y le ponía el confín
la boina sobre su calva.
La enjalma desjarretaba
compartiendo bien la paja,
y a los conejos encaja
de aparejo que ahuecaba.
En cruce del Panigebre
le paraba la pareja
de guardias de hirsuta ceja
buscando conejo o liebre.
Les burlo en los duros años
de la terrible posguerra,
con la enjalma en la que encierra
del furtivo desengaños.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
FLUÍAN ONDAS DIVINAS
ResponderEliminarFluían ondas divinas
sobre el agua de la charca,
del riego de la comarca
torrencial de las encinas.
Venero de las colinas
que había en los Cerdigones,
era sangre en pulsaciones
de las plantas de las huertas
que ya perecen desiertas
por falta de irrigaciones.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
FUE UNA LECHUZA Y ENTRÓ
ResponderEliminarFue una lechuza y entró
en la ermita subrepticia,
y descubrió la delicia
que al momento se bebió.
A la del Roble dejó
sumida en la oscuridad
sin aceite en la oquedad
que alimentaba la vela
de la Virgen centinela
que la presta claridad.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Coeucho
EPAMINONDAS
ResponderEliminarEl gran general tebano,
vencedor en cien batallas,
torreones y murallas,
tomó siempre por su mano.
Ni fue hueco ni fue vano,
su pensamiento fecundo,
mas padeció en lo profundo
de la envidia los embates,
más fiera que los combates
y tan vieja como el mundo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho