Llamó el viento a mi ventana y yo descorrí el postigo, y se plantó aquí contigo en la apacible mañana. Vi tu figura galana, vi la luz de tu sonrisa, vi flotando tu camisa, el fuego vi de tus ojos, tu boca de labios rojos y hubo boda y hubo misa.
Vive en tu vientre la hondura que alberga el claustro materno, y en él delicado y tierno se hospeda nuestra criatura. De mi navío es la amura y en él despliego las velas por un mar en que gacelas que tienen patas aladas a banderas desplegadas nos rielan con sus estelas...
El hijo que llevas dentro, que es fruto de nuestro amor, fuente será de fervor ocupando nuestro centro. Punto de inflexión y encuentro, y después a flor de piel, es deseado doncel y yo me miraré en ti, y tú te veras en mí y en los dos reflejos de él.
Tu vientre porta una carga que soportas dulcemente, y el sudor baña tu frente y la emoción nos embarga. Largo día y noche larga en cama de un hospital, donde tu vientre es caudal que está abriendo la compuerta, y aparecido en la puerta Carlitos en el umbral.
Cuando tu nombre aprendí y se me infiltró muy dentro, ocupó todo mi centro y ya nunca lo perdí. Y cuando al mundo salí y me mezcle entre la gente, impreso sobre mi frente germinó en mi corazón, y fue la motivación para esparcir mi simiente.
SONETO DE AMOR PARA TERESA
ResponderEliminarTu cuerpo en plenitud lo he engastado
con buril de los besos de una fuente
de áureas gemas de destello ingente
del cincel al compás enamorado.
Por un pavés cruzado y descruzado
he visto tu cintura diferente
de sílfide y la niña adolescente
en la recia mujer cristalizado.
Andando por caminos paralelos
te convertiste en mujer y me hice hombre
y amantes en ternuras y consuelos.
Si hubo escombros hicimos desescombre
compartiendo inquietudes y desvelos,
y, Teresa, al amor le di tu nombre.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LLAMÓ EL VIENTO A MI VENTANA
ResponderEliminarLlamó el viento a mi ventana
y yo descorrí el postigo,
y se plantó aquí contigo
en la apacible mañana.
Vi tu figura galana,
vi la luz de tu sonrisa,
vi flotando tu camisa,
el fuego vi de tus ojos,
tu boca de labios rojos
y hubo boda y hubo misa.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
TERESA...
ResponderEliminarVive en tu vientre la hondura
que alberga el claustro materno,
y en él delicado y tierno
se hospeda nuestra criatura.
De mi navío es la amura
y en él despliego las velas
por un mar en que gacelas
que tienen patas aladas
a banderas desplegadas
nos rielan con sus estelas...
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL HIJO QUE LLEVAS DENTRO
ResponderEliminarEl hijo que llevas dentro,
que es fruto de nuestro amor,
fuente será de fervor
ocupando nuestro centro.
Punto de inflexión y encuentro,
y después a flor de piel,
es deseado doncel
y yo me miraré en ti,
y tú te veras en mí
y en los dos reflejos de él.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
TU VIENTRE PORTA UNA CARGA
ResponderEliminarTu vientre porta una carga
que soportas dulcemente,
y el sudor baña tu frente
y la emoción nos embarga.
Largo día y noche larga
en cama de un hospital,
donde tu vientre es caudal
que está abriendo la compuerta,
y aparecido en la puerta
Carlitos en el umbral.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
CUANDO TU NOMBRE APRENDÍ
ResponderEliminarCuando tu nombre aprendí
y se me infiltró muy dentro,
ocupó todo mi centro
y ya nunca lo perdí.
Y cuando al mundo salí
y me mezcle entre la gente,
impreso sobre mi frente
germinó en mi corazón,
y fue la motivación
para esparcir mi simiente.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
MEZCOLANZA DE COLORES
ResponderEliminarMezcolanza de colores
desde la ermita diviso,
la turgencia de las flores
y un pastor muy de improviso.
Sobre el hombro la mochila
con el pastor emparejo,
y de una oveja la esquila
destella un vivo reflejo.
Entrando en conversación
el hombre me habla de todo,
y maneja información
de radio que lleva al codo.
Sobre qué pasa está puesto
en el mundo en que vivimos
y de no hallar un repuesto
del coche que conducimos.
Mas su decir lo concentra
sobre su pueblo en concreto,
y su lógica la centra
en que no existe un secreto.
Esta es la cuenta la vieja,
tengo siete y gasto seis,
como el sentido aconseja
¡me queda uno!, ¿o no lo veis?
Pues aquí todo al contrario,
tienen siete y gastan ocho,
y claro, así el dinerario
ni para jugar al mocho.
Grandes fastos, grandes fiestas
con las corridas de toros
desechando otras propuestas
de unos mejores aforos.
Nuestra plaza siempre ha sido
semilla de novilleros,
y aquí siempre hemos tenido
a los buenos, los punteros.
-Por aquí hemos visto a Ponce
y aplaudido al Jesulín
siendo torero de bronce
y al Juli de chiquitín.
Y la plaza se llenaba
para ver grandes promesas,
y la afición siempre estaba
expectante a las sorpresas.
Y hora pasa y ocurre
que contratan matadores
donde el bostezo que aburre
son las faenas mejores.
Y esto ha sido un despilfarro
de bochorno vergonzoso,
dinero hundido en el barro,
y el dónde está es escabroso.
Pues de pronto nadie sabe,
todos ciegos, todos mudos,
esperando que se acabe
al ser todos sordomudos.
Y así tenemos al pueblo,
sumido en un desespero
de silencio y de despueblo,
durmiendo sin cabecero.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho