Venas, más nervios, tendones, tejidos, que conforman un todo, un cuerpo humano, precisan de un ejército y a mano que una órganos y amaine sus quejidos.
Tebana legión, alma de afligidos, integrada en el orden ciudadano, consuelo cuando en males se es profano y actuamos como infantes desvalidos.
Médicos discípulos de Galeno, de Hipócrates consulta de doctoras, llegado Ibn Siná de Isfahán remota,
hallamos el amplio recinto pleno de enfermeras nutricias asesoras de un docto vademécum en Rivota.
"La depresión es mi perro negro" (Winston Churchill"
Vivir con el alma muerta y el corazón sin latido, sonámbulo y desvalido y lágrimas tras la puerta. Sangrando una llaga abierta y sin tener horizonte, no ver belleza en el monte, solo vivir desconsuelo y todo el peso del cielo sin valor para su afronte.
Muriendo en la oscuridad, pues la vida ya no existe, ya no nos quiere ni viste y anida perplejidad. Todo ya es complejidad, y sin saber que nos pasa la vida nos sobrepasa y nos ahoga y desborda, y se tira por la borda el trabajo y nuestra casa.
Y sentir que nada vales y la apatía es tu gala, y nada bueno te avala al no estar en tus cabales. Es un compendio de males que todo lo contamina, lo contagia y extermina, segando el suelo a tus pies y al volverte del revés solo ves un mundo en ruina.
Sumido en la incomprensión del mundo que te rodea, un ostracismo golpea y aflige tu corazón. Y nadie pierde ocasión de darte vanos consejos tan manidos y tan viejos que te sumen en hastío y quisieras ver vacío el hueco de los espejos.
Apelan a tus virtudes y a tus bienes si los tienes, la familia que sostienes y tú ves solo ataúdes. Te sepultas entre aludes de tristezas y congojas, y las tinieblas son rojas e insostenible la carga, e insomnios de noche amarga sobre el lecho en que te alojas.
Pero si en sanar te empeñas apelando a la esperanza, viene un viento de bonanza de esos que derriban peñas. y de nuevo ves que ordeñas al alba recién nacida, y en la empeñada partida has vencido a la tristeza y el Dios de la fortaleza te muestra una nueva vida.
Apestados por la peste, solos, vetados y aislados, los coruchos son dejados entre su paisaje agreste. Mas surgió un viento celeste que desde Almorox les vino, donde el obispo convino que les trajeran el pan, algo de carne y les dan pellejos llenos de vino.
Cristina y sus compañeras, del Centro de La Rivota, ponen en fuga y derrota al mal entre las soperas. Inciden las enfermeras que el dique de contención, que aleja del corazón los males que nos agobian, es por que ellas nos ennovian con sana alimentación.
LA SANGRE GLORIOSA
ResponderEliminarDar y ofrecer nuestra sangre gloriosa,
libremente por costumbre adquirida,
como un balsámico sobre una herida
esparcido por bálsamo de rosa.
Vuela con sus alas de mariposa
ganándole a la muerte la partida,
en liza por mantenernos con vida
es manantial manando generosa.
Es ofrenda hecha con fe y entusiasmo
y un torrente caudal de nuestras venas,
esta roja y vital hemoglobina.
Que verla circular produce pasmo,
la extracción no la sentimos apenas
y fértil continuamente germina.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LAS ORGANIZACIONES HUMANITARIAS
ResponderEliminarMientras el alma palpita
y el corazón siempre late,
la mente nos facilita
acudir siempre al rescate.
Todavía nos conmueven
cuantas desgracias ajenas
en derredor nuestro mueven
las catástrofes y penas.
Allí donde los gobiernos
tienen atadas las manos,
por caos de desgobiernos
acudimos siempre humanos.
Unidos en colectivos
de organismos agrupados,
nos mostramos siempre activos
en cuanto somos llamados.
Igual no da el Cuerno de África
que de la India arrabales,
en ambas la vida es trágica
y endémicos son sus males.
Victimas elementales
los niños son los primeros,
sumando a todos sus males
los mayores desafueros.
Son raptados en la infancia
y se pierde su memoria,
y apenas se les distancia
ya viven en otra historia.
Si son grupos guerrilleros
se los somete a tortura
y en intrincados senderos
adiestran en la espesura.
En máquinas los convierten
de matar hasta a su padre,
y en tal grado los pervierten
que violarán a su madre.
Las niñas son igualmente
drogadas y sometidas,
a comportarse dócilmente
bestialmente seducidas.
Encabezan los combates
enfrentados a otras hordas
sin entrar en los debates
cegadas, mudas y sordas.
Guisan y lavan a todos
y sin vidas personales,
usadas de todos modos
como esclavas sexuales.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
AL CENTRO MÉDICO DE LA RIVOTA SIN OMITIR A NADIE
ResponderEliminarVenas, más nervios, tendones, tejidos,
que conforman un todo, un cuerpo humano,
precisan de un ejército y a mano
que una órganos y amaine sus quejidos.
Tebana legión, alma de afligidos,
integrada en el orden ciudadano,
consuelo cuando en males se es profano
y actuamos como infantes desvalidos.
Médicos discípulos de Galeno,
de Hipócrates consulta de doctoras,
llegado Ibn Siná de Isfahán remota,
hallamos el amplio recinto pleno
de enfermeras nutricias asesoras
de un docto vademécum en Rivota.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
SONETO PARA LOS MÉDICOS QUE SANARON A FEDERICO
ResponderEliminarHa sido acogido en la sexta planta
Federico, del antiguo hospital
de Móstoles, siendo riada caudal
que a la medicina nutriendo imanta.
Pues nunca la maquinaria suplanta
ni los ingenios al trato cordial,
que presta una sonrisa matinal
si el dolor a cuerpo y alma quebranta.
Es como avistar el remo en la barca,
si un tacto gentil y sabio de manos
revelador es de oscuros arcanos,
cuando la bata nívea se enmarca
y arte de sanador la sala llena
con Galeno, Averroes y Avicena.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
AL SUEÑO PERDIDO
ResponderEliminarA Puri y a Nines
Para mis ojos ven mi dulce sueño
en las vigilias mis noches son largas,
y en los desvelos las camas amargas
cuando eres un ogro adusto y cenceño.
Tráeme a Morfeo, soy muy pequeño,
sea mi escudero, porte mis cargas,
mis juguetes lleve, espadas y adargas,
y así desfrunciré en su Olimpo el ceño.
Forjen las batas níveas un torno
siendo auspiciadas por Puri y por Nines
envolviendo mis sueños en retorno,
de mares que surcaban los delfines
cuando mis sueños formaban contorno
de mundos sin fronteras ni confines.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA DEPRESIÓN
ResponderEliminar"La depresión es mi perro negro"
(Winston Churchill"
Vivir con el alma muerta
y el corazón sin latido,
sonámbulo y desvalido
y lágrimas tras la puerta.
Sangrando una llaga abierta
y sin tener horizonte,
no ver belleza en el monte,
solo vivir desconsuelo
y todo el peso del cielo
sin valor para su afronte.
Muriendo en la oscuridad,
pues la vida ya no existe,
ya no nos quiere ni viste
y anida perplejidad.
Todo ya es complejidad,
y sin saber que nos pasa
la vida nos sobrepasa
y nos ahoga y desborda,
y se tira por la borda
el trabajo y nuestra casa.
Y sentir que nada vales
y la apatía es tu gala,
y nada bueno te avala
al no estar en tus cabales.
Es un compendio de males
que todo lo contamina,
lo contagia y extermina,
segando el suelo a tus pies
y al volverte del revés
solo ves un mundo en ruina.
Sumido en la incomprensión
del mundo que te rodea,
un ostracismo golpea
y aflige tu corazón.
Y nadie pierde ocasión
de darte vanos consejos
tan manidos y tan viejos
que te sumen en hastío
y quisieras ver vacío
el hueco de los espejos.
Apelan a tus virtudes
y a tus bienes si los tienes,
la familia que sostienes
y tú ves solo ataúdes.
Te sepultas entre aludes
de tristezas y congojas,
y las tinieblas son rojas
e insostenible la carga,
e insomnios de noche amarga
sobre el lecho en que te alojas.
Pero si en sanar te empeñas
apelando a la esperanza,
viene un viento de bonanza
de esos que derriban peñas.
y de nuevo ves que ordeñas
al alba recién nacida,
y en la empeñada partida
has vencido a la tristeza
y el Dios de la fortaleza
te muestra una nueva vida.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
MI CORAZÓN SE ADUERME DESVELADO
ResponderEliminarMi corazón se aduerme desvelado
y batallando insomne sobre un lecho,
que ha perdido el suspiro enamorado
que palpitaba audacia sobre el lecho.
Corazón que se aduerme acongojado
por el mal que desborda y ha deshecho,
la belleza de tu cuerpo extenuado
y tu ansia de ser madre insatisfecho.
Abierta para ti veo la fosa
y en su negrura estas amiga mía,
y al oír el chasquido de la losa
tu que te viste estéril y vacía,
fuiste hija entregada y amante esposa
y conmigo amaste la joyería.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL PLACEBO DEL AGUA
ResponderEliminarA la Dra. Dña. María Teresa Esteban Melendez
Balsámico antídoto es de mis males,
que a mis dolores enjuga y conjura
cuando me envuelve y palabras murmura
su bálsamo de ungüentos fluviales.
Sobre mi cuerpo son aguas termales
y aquel albergue ventral de la hondura
de mi madre sobre su arquitectura,
los nueve meses materno filiales.
Es un placebo empírico su tacto
en el río,en el mar o en la piscina,
y mi dermis con ella tiene un pacto.
Surcándola la nado y no escatimo
su uso, y mi salud, anunciando ruina,
remonta confortada por su mimo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
APESTADOS POR LA PESTE
ResponderEliminarApestados por la peste,
solos, vetados y aislados,
los coruchos son dejados
entre su paisaje agreste.
Mas surgió un viento celeste
que desde Almorox les vino,
donde el obispo convino
que les trajeran el pan,
algo de carne y les dan
pellejos llenos de vino.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
CRISTINA Y SUS COMPAÑERAS
ResponderEliminarCristina y sus compañeras,
del Centro de La Rivota,
ponen en fuga y derrota
al mal entre las soperas.
Inciden las enfermeras
que el dique de contención,
que aleja del corazón
los males que nos agobian,
es por que ellas nos ennovian
con sana alimentación.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta corucho
AQUEJADO DE DOLORES
ResponderEliminarAquejado de dolores
de supuesta enfermedad,
se impuso la voluntad
del enfermo en sus temores.
De pócimas y brebajes
le daban las medicinas,
hierbecillas campesinas
de los coruchos paisajes.
El médico fue llamado
a petición del enfermo,
que se hacía un estafermo
con la Parca desposado.
Los hermanos en un círculo
rodeaban a los dos,
pensando:¡"Válganos Dios,
cuánto nos costará el vínculo!".
Le tomó el pulso el galeno,
la lengua le examinó,
y a los ojos le miró
y su dictamen dio al pleno.
"Precisa de medicinas
y buena alimentación,
y acabar su postración
sopicaldos de gallinas".
Se gastaron veinte duros
en recetas de botica,
y el mal aquel que no abdica
y progresa tras sus muros.
Van los hermanos que bufan
viendo el diezmar de gallinas,
maldicen viéndose en ruinas
y del enfermo se atufan.
"¡Galbana es lo que tú tienes!",
continuo le echan en cara.
"Y ese mal se te enmascara
porque echado te mantienes".
"Coge el azadón y el pico,
coge el hacha y el podón,
y luego a continuación
aparejas el borrico".
"Porque después de gastados
veinte duros nada menos,
trae leña y así al menos
no estaremos tan pasmados".
Pues enfermo que no sana
ni gala hace de salud,
ha de tener la virtud
de morir sin salir rana.
"No es el trabajo el que mata",
dijeron en Cenicientos
coruchos muertos a cientos,
más nunca dieron la lata.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL TORO DEL CRISTO DE LA SALUD
ResponderEliminar(Alegoría de la situación actual del pueblo corucho)
Corucha era natural,
de esta villa Margarita
que en su escrito solicita
justicia a carta cabal.
"Don Manuel Fernández Bravo
esposo de esta que firma,
confirmado ha y confirma
que sanó de cabo a rabo.
Aquejado era mi esposo
de onerosa enfermedad,
y el Cristo hizo caridad
y helo aquí lucio y lustroso.
Y al Cristo de la Salud,
del cual soy suma devota,
y quien compuso su jota
le expresé mi gratitud.
Por entonces le ofrecí
al Cristo correr un toro,
y así hasta mis arras de oro
al tabernero le di.
Mal halla los taberneros
y mal halla los justicias,
mal hallas sus avaricias
quedándose los dineros.
Señor marqués de Villena,
señor de estos señoríos,
préndase a estos falsíos
y a galeras en cadena.
Nuestros dineros hurtaron,
la piel y carne del toro,
y como en tierras del moro
casi en cueros nos dejaron.
Pues estos dineros eran
para los pobres del pueblo,
y ahora andan sin amueblo
y al asilo si se operan.
De este tenor la misiva
al de Villena escribió
Margarita y acabó
con el toro a la deriva.
Con la fiesta redentora
en Cenicientos al Cristo,
que acabó con Jesucristo
en rosario de la aurora.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
SONETO AL CRISTO DE CENICIENTOS
ResponderEliminarIr lejanos, surcando el infinito.
Ungidos con el agua de la fuente,
desvaneciendo arrugas en la frente
en rituales de pecador contrito.
Ir cercanos sin ánimo proscrito
de una tropa de réprobos silente
convergiendo en la cita convergente,
ubicada en tu celestial distrito.
Danos, Señor, tus manos de esperanza,
de los templados días de bonanza,
compañeros asiduos de la suerte,
de ver tu luz sobre coruchas sienes,
que aseguran que ayudas y sostienes
en el trance ominoso de la muerte.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho