lunes, 13 de junio de 2016

VII Feria "Huerta y Vino" de Villa del Prado 2016

VII FERIA "HUERTA Y VINO" DE VILLA DEL PRADO 2016
Por séptimo año consecutivo el vecino pueblo de Villa del Prado ha celebrado la Feria que reune a los agricultores y bodegueros de la comarca. En un ambiente inmejorable, y en la capital regional de la huerta, los vecinos de toda la zona pudieron disfrutar de los productos de la tierra, potenciando además este sector fundamental para el desarrollo de los municipios. 

A continuación se reproducen las fotografías de todos los stands expuestos durante este fin de semana (11 y 12 de Julio), cedidas por la lectora Luci Fermosel.





























29 comentarios:

  1. LA BODEGA DE CENICIENTOS

    Con el tiempo esta pátina ha curtido
    las piedras que ennegrecen la fachada
    y expande olor del mosto en oleada
    del vino que fermenta adormecido.

    Bodega que en vejez ha encanecido
    acogiendo a toda uva enamorada
    que traía el serón la esposa amada
    al tálamo del cono su marido.

    Y a sus puertas hervía un torbellino
    y de cargas un mar en oleaje
    disputando la mula y el pollino

    en pugna por la fila del pesaje
    de racimos que han hecho a nuestro vino
    vinícolas raíces del paisaje.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  2. ARREBOL EN LAS HIGUERAS

    Arrebol en las higueras
    y el sol sobre sus pinares
    y magia en sus olivares
    son sus prendas duraderas.
    Las cepas enredaderas
    de vistosos ornamentos,
    parrales son de argumentos
    junto al aire de las brisas
    de traerle las divisas
    al vino de Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  3. LEYENDAS DE CENICIENTOS
    Las hadas del viñedo

    Lares del viñedo que hogar fue de hadas,
    tiempos lejanos de cepas remoto,
    echado en olvido su ayer ignoto
    perduran cual libélulas aladas.

    Vientos áureos, brisas perfumadas
    ellas trajeron y flores de loto,
    más al dios Baco del vino devoto
    con cepas de Olimpia por Zeus creadas.

    Tierra eligieron, clavaron la pica
    de un primer barbado injerto de cepa,
    sudor y ayuda de los elementos

    que a la vid sustenta y la dulcifica
    y es en dulzura ubérrima que trepa
    la uva en los viñedos de Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  4. A MEDIDA QUE MADURA

    A medida que madura
    la viña en pleno se alegra
    viendo como su uva negra
    la tierra parda escultura.
    Negritud que en la llanura
    va creando sedimentos
    sobre racimos contentos
    de integrar unos con otros
    lo mejor entre nosotros
    nuestro vino en Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  5. CORUCHO DEL VIÑEDO Y DE LA CEPA

    ¡Corucho del viñedo y de la cepa!,
    con tus vinos fulgiendo embotellados,
    vas imparable abriéndote mercados.
    España hoy, después Rusia con su estepa.

    Nadie osado de tus caldos discrepa
    en sus conos fermento atesorados
    del esfuerzo ante hechos consumados
    en su ascenso en valía y no por trepa.

    Estuches que lleváis a Piedra Escrita
    impresa y estampada en la botella
    legataria en saber conocimientos,

    de ancestros y su pálpito palpita
    sobre los campos coruchos y su huella
    es la madre del vino en Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  6. UBÉRRIMOS LOS RACIMOS

    Ubérrimos los racimos
    las uvas senos que estallan
    y las cepas no se callan
    y siempre demandan mimos.
    Son esposos y son primos
    que comparten casamientos,
    tálamos y ayuntamientos
    y en las viñas la coyunda
    que a la postre va y redunda
    en vinos de Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  7. EL FAENAR DE LAS VIÑAS EN CENICIENTOS

    El sol naciente nutre a la dehesa
    orbitando en Prado de los Maíllos,
    en sus grilleras se acallan los grillos
    y el quehacer noctívago, le besa.

    Los coruchos no cejan en su empresa
    y en las peñas, los fulgores y brillos
    son volcanes azulenco amarillos
    donde la actividad diurna reingresa.

    Con la noche ida triunfante es el día
    sobre las viñas reina la armonía
    y acunada es la vid por suaves vientos.

    Surge el viñedo emergente a la vida
    y tras su poda savia nueva anida
    afamando el vino de Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  8. EL CEMENTERIO QUE SE CONVIRTIÓ EN BODEGA

    Desde tiempo intemporal
    del pueblo fue el cementerio
    que contemplaba el ritual
    y el triste ceremonial
    de la muerte y su misterio.

    Tumbas quedaron vacías
    cuando hicieron el traslado;
    cesaron las letanías,
    los credos y Ave Marías
    y el osario fue olvidado.

    Oculto por un tapial,
    a piedra y lodo cerrado,
    se convirtió en un erial
    de la grama marginal
    en un campo no labrado.

    Transcurrió tiempo y espacio
    y hubo ubérrimos racimos
    del viñedo que despacio
    de la cepa es el palacio
    al que se cuida con mimos.

    Fueron grandes las cosechas,
    explosivas las vendimias,
    hubo que extender las fechas
    y las bodegas rehechas
    para las uvas eximias.

    Y sobre el sagrado suelo
    la bodega levantaron,
    y o bien no lo quiso el cielo
    o ánimas que están de duelo,
    la bodega rechazaron.

    Las cargas fueron bajando,
    las cosechas se diezmaron,
    viñedos abandonando
    cepas se fueron secando
    y a la bodega cerraron.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  9. LA VENDIMIA DE LOS NIÑOS JORNALEROS

    Impúberes argonautas
    sobre las cepas esbeltas,
    las navajas vuelan sueltas
    de los infantiles nautas.
    Sin chirimías ni flautas
    en busca del vellocino
    de oro del tinto vino,
    de las cepas el racimo
    nos daba el valor y animo
    de forjar nuestro destino.

    Saturnino Caraballo Díaz
    EL Poeta Corucho

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  10. OLIVO,CEPA Y ENCINA

    Olivo,cepa y encina
    e higuera del higueral,
    pineda del Cornetal
    y la Peña Buverina.
    Ladera, monte y colina,
    brisar de vientos y alientos,
    sotaventos, barloventos,
    han de pilotar la nave
    que más la ruina no agrave
    y haga grande a Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  11. HIGUERA QUE DIVISO EN LONTANANZA

    Higuera que diviso en lontananza
    con el higo maduro y sumergido,
    entre la tórtola y su alegre nido
    me traes un recuerdo y remenbranza.

    Higuera que decoras la labranza
    en la viña solitaria has nacido,
    y junto a Cerro Colino crecido
    aspirando su viento y su bonanza.

    En tus ramas colgábamos la alforja
    en los días de poda y de vendimia
    cuando al frío o al sol de la campiña.

    Emparrados de cepas era forja
    del proceso del vino y de su alquimia
    y de sueños vividos en la viña.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  12. LA FIESTA DE LA VENDIMIA

    Peñas salen de la Plaza
    llevando acompañamientos
    de unos festejos con traza
    de la tradición que enlaza
    al corucho Cenicientos.

    De varas llevan el carro
    por mulas encabezado:
    que es reliquia y es bizarro
    y carro de cuando el barro
    del pueblo era el decorado.

    Cestos de mimbres antiguos
    llenan de uvas maduradas
    de unos racimos ambiguos
    que unos con otras contiguos
    aguardan a ser pisadas.

    Ya en puertas de la bodega
    la juventud bulliciosa
    gran alegría despliega,
    y nuestra Peña sosiega
    la tarde otoñal ruidosa.

    Marcha el carro con su carga
    por coruchos flanqueado,
    allá por la calle Larga
    donde báquica se alarga
    hasta el lagar del pisado.

    En la Plaza ya de nuevo
    bailan sobre el escenario
    el folclórico renuevo
    de las cinturas de acebo
    de los coruchos muestrario.

    Rebosante y concurrida
    y con ambiente festivo,
    quizá en alguna medida
    también fuera merecida
    un homenaje a su olivo.

    Siempre cepas y olivares,
    hermanados por las manos,
    y arropados por pinares
    y efluvios de tomillares,
    fraternizaron hermanos.

    En Cenicientos nunca hubo
    caciques ni latifundio,
    y un ten con ten se sostuvo
    y en paz siempre se mantuvo
    viña grande y minifundio.

    Pese a ser fiesta reciente
    sin raigambre y sin memoria,
    en su devenir la gente
    tenga el corucho presente
    ser ya parte de su historia.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  13. EN EL CAMPO SIN FAENA

    En el campo sin faena
    la vida no se concibe,
    y hervidero se percibe
    de abejas en la colmena.
    Y en mí la voz que resuena
    del azadón empleando,
    es a mi padre cavando
    y al preguntarle que hacía
    al momento respondía:
    "¡Pues ya ves, aquí enreando.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  14. EN LA VIÑA EL VIÑADOR

    En la viña el viñador,
    en claro día de invierno
    quiere su viñedo eterno
    y hoyas abre con ardor.
    Barbado reponedor,
    lleva una mano que agarra
    barbado que será parra
    cuando con el azadón,
    abriendo una hoya hará hondón,
    donde repone una marra.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  15. PEALES Y ALBARCAS
    "A mi padre y a los jornaleros
    coruchos de su generación".


    Transidos de frío
    peales y albarcas,
    llagadas las marcas
    de pies, del rocío.

    Van los jornaleros
    de rostro atezado,
    al hombro abrazado
    los viejos aperos.

    Funde sus alientos
    la cruda mañana,
    del frío que aplana
    nuestro Cenicientos.

    Hay nieve en la cumbre
    cimera en la Peña,
    que hiberna y que sueña
    y encienden la lumbre.

    Tienen el marqueo
    trazado en el suelo
    y aplastan el hielo
    con un traqueteo.

    Están ajustados
    para abrir las hoyas,
    panes de sus ollas
    de desheredados.

    Con los azadones
    y pico a la piedra,
    nada les arredra
    abriendo zanjones.

    Las manos cubiertas
    de grietas y callos,
    cavan como rayos
    las tierras desiertas.

    Tapan los barbados,
    que serán las vides
    cuando en estas lides
    sean injertados.

    Paran un momento
    y echan un cigarro,
    los pies en el barro
    y algún juramento.

    Duros los astiles
    de azadón y pico
    y no magnifico,
    las hoyas a miles.

    Les daban los dueños
    vino en calabaza
    de la misma raza
    que impregna sus sueños.

    Y así la cuadrilla
    de los jornaleros,
    iba con sus fueros
    por toda Castilla.

    La siega en verano,
    la carga de leña
    sin letra pequeña
    lastrando su mano.

    Los hombres de acero,
    de peal y albarca
    fueron remo y barca
    de lo venidero.

    Nosotros sus hijos
    tuvimos abrigo,
    nuestro pan de trigo
    y la escuela fijos.

    Y en el firmamento
    de los jornaleros,
    aquellos braceros
    infunden aliento.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  16. ANTIGUOS DECIRES DE LOS CORUCHOS

    "¡Vergüenza había darte",
    en Cenicientos decían
    y a hombres que mal vestían
    o se vestían sin arte.
    ¡Dejando ropas aparte,
    de los pobres sin ahorros!
    "¡Lavaos bien esos morros!
    pues los zurcidos van finos
    y siendo tierra de vinis
    no vayáis hechos pedorros.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  17. ANTIGUOS DECIRES DE CENICIENTOS

    "¡Vergüenza había darte"!,
    en Cenicientos decían
    y a hombres que mal vestían
    o se vestían sin arte.
    ¡Dejando ropas aparte,
    de los pobres sin ahorros!
    "¡Lavaos bien esos morros
    pues los zurcidos van finos
    y siendo tierra de vinos
    no vayáis hechos pedorros.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  18. LAS VENDIMIAS EN CENICIENTOS

    Cenicientos en revuelo
    de ardor y de actividad
    al brotar la claridad,
    y el alba surgir del cielo.
    Los cascos hiriendo el suelo,
    y las ruedas de los carros
    atascándose en los barros,
    de embarradas carreteras
    en las jornadas enteras
    de los racimos bizarros.

    Aquello era natural,
    el esplendor de las viñas,
    las bien cuidadas campiñas
    y el bucólico rural.
    Y ganaban el jornal,
    cuadrillas de jornaleros
    que no fueron herederos,
    y quienes fuimos sus hijos
    ganábamos el pan fijos
    para días venideros.

    Los racimos en serones,
    llevando el néctar de Baco
    y lleno el cesto y el saco,
    exudando exudaciones.
    Voces, risas y canciones,
    poblaban las dos labranzas
    con los cantos y romanzas
    de alegres vendimiadores,
    con sus voces de tenores,
    en sus sueños y esperanzas.

    Navalaviga en la cresta
    frente al Cerro de San Pablo,
    de aquel tiempo de que os hablo
    me impulsaba por su cuesta.
    De mimbre era mi cesta
    y ya en Orilla Moral
    gané mi primer jornal,
    vendimiando en un barranco
    donde había un canto blanco,
    y un gran pozo con brocal.

    El campo tintado en gente
    y tintados por el mosto,
    solariego cual agosto
    o con frío de repente.
    La vendimia es siempre urgente
    se corta uva en la Dehesa
    por el Juncar no se cesa,
    cargan mulas y borricos
    activos pobres y ricos,
    volcados sobre su empresa.

    Ya en las bodegas las cargas
    a hombros de los pisadores,
    con sus albarcas motores
    de pisadas y descargas.
    Vendimias dulces y amargas,
    y el húngaro y su bodega
    aguardaba allí la entrega
    de viñadores modestos,
    en el cobro siempre prestos
    si necesidad se alega.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  19. RACIMOS ARRACIMADOS

    El racimo arracimado
    colma sacos y serones,
    e iba formando montones
    uva a uva fragmentado.
    Sobre el suelo embaldosado
    los recibía Ciriaco;
    volcaba serón y saco
    e inundaba la bodega
    de las uvas que le entrega
    el mismísimo dios Baco.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  20. HEREDEROS DEL LEGADO

    Herederos del legado
    viñador en tradición,
    tenemos la obligación
    de cuidar de lo heredado.
    Se nos dejó encomendado
    por nuestro antecesores,
    y de ellos somos deudores
    del cuidado de las viñas,
    que otrora fueron campiñas
    y el lar de nuestros mayores.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  21. LA HUEBRA
    A mi padre

    La fuerte mano vertedera empuña,
    oliendo a tierra la ardorosa viña,
    y el surco abierto todo lo destiña,
    tras de la reja y su negra pezuña.

    La reja breve introducida en cuña
    sortea cepas, las urge y apiña,
    silencio adensa la muda campiña,
    en tanto el arador su impronta acuña.

    Por una sabia guía la mancera,
    apura al tronco de higueras y olivos,
    aparta cantos y a su paso allana

    dificultades, y hace llevadera
    el cumplimiento de los objetivos
    que abriendo surcos busca la besana.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  22. LA SIEMBRA DEL BARBECHO

    La mano vuela y lanza la semilla
    que cae blanda en blando ya el barbecho,
    y la tierra núbil sirve de lecho
    hasta tornarse seca y amarilla.

    Ya sobre la tierra espejea y brilla
    cercada por los pájaros de acecho,
    que picando anulan el aprovecho
    del grano reservado hacia la trilla.

    Uncida y en collera va la yunta
    que abre besana de una a otra punta
    con la reja motora del arado.

    En un campo brumoso del otoño
    donde la mies invernal ya es retoño
    del trigo que ha nacido en el cercado.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  23. EL REBUSCO DE LA ACEITUNA

    Cogida ya la aceituna
    debajo de los olivos,
    en fría mañana bruna,
    adormecida la luna
    íbamos ejecutivos.

    Con una cesta de mimbre
    y gorra de anteojeras,
    jornaleros ya en urdimbre,
    era nuestro orgullo y timbre
    descubrirlas en ringleras.

    Bajo la cepa y la grama,
    allí quedaban ocultas,
    dormitando en una cama
    que las cubre con la escama
    de aceitunas estultas.

    Mas los ojos vigilantes
    de los muchachos coruchos
    las descubrían flagrantes,
    cayendo por inconstantes
    al fondo de los cestuchos.

    Y la tierra era batida
    y los surcos rastreados
    por una infantil partida
    que despertaba a la vida
    a ganarla conjurados.

    Con las cestas rebosantes
    y colmadas de aceituna
    negreaban rozagantes
    y venían claudicantes
    sin vacilación alguna.

    Y aumentaban los montones
    que ya había en la Almazara,
    llevadas entre canciones
    por coruchillos ciclones
    de vida con visión clara.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  24. LA FLOR BLANCA DEL OLIVO

    La flor blanca del olivo
    convertida en aceituna
    conformará una laguna
    de nuestro aceite exclusivo.
    Olivar que es privativo
    de olivares opulentos
    que hacen platos suculentos
    con su aromático aceite
    y han convertido en deleite
    los guisos de Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  25. LA ACEITUNA DE CENICIENTOS

    Un gélido diciembre la aceituna
    vareo nos pidió de su enramada,
    y en la cesta de mimbre iluminada
    por un astro lumínico de luna.

    Genuina dijo ser sin mezcla alguna
    sin dejarnos jamás en la estacada,
    y a su carnosa forma acoruchada,
    Cenicientos colecta de una en una.

    El proceso aceptó de la molienda,
    la vimos de su sangre desprenderse,
    dijo ser aromática y no pierde

    propiedades su aceite y recomienda,
    a los guisos coruchos proveerse
    de los zumos de su olivario verde.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  26. BARRIO DE VIÑA EL MOLINO

    Barrio de viña el molino
    de reciente creación,
    entre rocas el espino,
    la cornicabra y el pino
    sobre ti está en ascensión.

    Otrora fue de olivares,
    de viñedo y de higueral,
    y arriba rocas lunares
    brillaron caniculares
    en ladera ceniental.

    Tantos fueron los olivos
    que el lugar aposentó,
    que hubieron dedos cautivos,
    callosos y sensitivos
    que el jornal allí gano.

    En alto del Terremote
    hermosa era la visión:
    mirar hecho un pasmarote
    y ver blancura del brote
    del olivo en floración.

    Ya las gestantes olivas
    no ven bajo sus hileras
    breves figuras furtivas,
    menudas y ejecutivas,
    de niños por sus ringleras.

    Sobre aquel amarradero
    de perdidas aceitunas,
    éramos el jornalero
    y el infante molinero
    de las mañanitas brunas.

    Pertrechados con las cestas
    del mimbreral de la mimbre,
    remontábamos las cuestas
    con ojos y manos prestas
    a proceder a su cimbre.

    Coruchillos agrupados
    a la cercana Almazara,
    llevamos fosilizados,
    de olivos desmesurados,
    de sus ramajes las caras.

    Viña, viña del molino,
    que inundada estás de casas,
    nadie dijo que el destino
    sería de olivos camino
    que acaban entre las brasas.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  27. LAS UVAS DE LA GARULLA

    Apilados en montón,
    de racimos llenan sacos,
    y avispas sin arrumacos
    les pican por diversión.
    De las uvas dispersión
    sobre lonas se zambulla
    y dos dedos apabulla
    y las recoge del suelo,
    y coruchos sin recelo
    llaman las de la garulla.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  28. LINDERO ES MI CORAZÓN

    Lindero es mi corazón
    en la viña con el tuyo,
    y una bodega construyo
    a sus uvas ya en sazón.
    Un vino en fermentación
    ya me penetra y anega,
    y me emborracha y me ciega,
    y me inunda y se derrama,
    con el fuego de la llama
    que se apaga en tu bodega.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  29. LOS CENCERRONES DE LA PARRILLA

    Después de la vendimia terminada
    solíamos echar una jornada.
    En las viñas, buscando el cencerrón
    y de la mula llenando el serón.
    Eran días hermosos y otoñales
    con las hojas muriendo en los parrales.
    Negreando lo que quedó en la vid
    de estos campos gloriosos de Madrid.
    Así era la vendimia del sin tierra,
    del que lucha en la vida y no se aterra.
    Y aparta los abrojos del camino
    variando los designios del destino.
    Volvíamos a casa con la carga
    armados con la lanza y con la adarga.
    Del esplendor fulgente del racimo
    que nos daba calor junto al arrimo.
    Del esplendor fulgente del racimo
    que nos daba calor junto a la lumbre,
    y el porrón heredad de la costumbre.
    Convertido en el mosto que hace al vino
    fortalecer el ánimo cansino.
    Según la sabia opinión de los viejos,
    duchos en vinos jóvenes y añejos.
    Legatarios de una secular ciencia,
    la voz universal de la experiencia.
    Y pisábamos la uva en una artesa
    anclada y sustentada por la mesa.
    Tosca bodega en el angosto hogar,
    decimonónico ancestral lagar.
    Luego aquel caldo iba a la tinajilla
    calzada con las patas de una silla.
    Permitiendo al tiempo hacer su labor,
    dándole al mosto solera y sabor.
    La abríamos la noche de difuntos
    al amor del fuego asando castañas,
    los cuatro en mi casa todos juntos
    con mi padre contándonos hazañas.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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