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Un corridón de toros, y con trampa
José María Lázaro demuestra con un documento notarial cómo le liquidaron dos semanas antes del festejo de hace un año en Cenicientos y «no recibí ni un euro por torear» Raúl Montero se defiende.
Autora: Patricia Navarro
Hay
pueblos, lugares del mapa taurino, que sólo con nombrarlos provocan
taquicardias, puro miedo. Temor. Susto. Lugares que forman parte ya de
la mitología taurina privada para los muy valientes. Aquellos que se
fraguaron los veranos al sol en el temido valle del Tiétar, del que
pocos logran salir sin que las heridas de guerra hagan mella.
Cenicientos es uno de esos lugares, donde el toro es muy serio y cada
tarde allí suponga una exigente prueba para manos a veces poco
experimentadas. Cenicientos pone a bombear el corazón de todos los
valientes de esta piel de toro. Una empinada escalada en la temporada.
Eso y mucho más es Cenicientos. Lo saben todos los que se visten de
torero o aspiran a hacerlo alguna vez.
También lo sabía
José María Lázaro, que se vio allí el pasado 15 de agosto. Tradicional
día de toros en España. Pero no fue una tarde más. Fue un corridón de
toros con trampa. «Cuando hablé con Raúl Montero para la contratación me
habló de unos honorarios de 1000 euros. Me pareció una locura que se
estuviera ofreciendo eso por torear una corrida, y obviamente así es
imposible pagar a la cuadrilla. Y me puse en contacto con la Unión de
Toreros. Me animaron a que toreara y lo denunciara. Y así hice. Dos
semanas antes de mi compromiso el empresario me hizo firmar un papel con
la liquidación. Fuimos a un notario, asesorados por la Unión, y así
tenemos la constancia legal de que se hizo antes de tiempo y de manera
ficticia. El día de la corrida yo no percibí ni un euro. No me pagaron
nada por torear, aunque el empresario quiso zanjar el tema haciéndome
firmar una liquidación irreal 15 días antes», comenta José María Lázaro.
«Esta
práctica está a la orden del día, pero lo difícil es encontrar a un
valiente que denuncie el hecho. Creo que gran parte de los toreros son
víctimas y otros cómplices. No se puede criminalizar al trabajador pero
sí es verdad que se cae en una competencia desleal y en muchos casos
buscada», dice Íñigo Fraile, abogado de la Unión de toreros.
También
denunciaron Sánchez Vara y Guerrita Chico al empresario de Cenicientos.
Este último retiró la denuncia recientemente después de haber llegado a
un acuerdo con la empresa (de hecho vuelve a estar anunciado en la
feria de este año).
LA RAZÓN se puso en contacto con Raúl
Montero, representante de la empresa gestora de Cenicientos, Mundo
Taurino y Espectáculos, quien negó el impago y afirmó: «Será el juez el
que diga quién tiene razón, pero yo tengo mi liquidación de honorarios
en regla y firmada por José María Lázaro. Si no le he pagado, ¿para qué
la firma? Es imposible que yo le hiciera una liquidación de honorarios
dos semanas antes, porque ni sabía que iba a torear. En realidad era
Marc Serrano quien iba a actuar y al final entró José María Lázaro. Él
puede decir lo que quiera. Lo de Sánchez Vara es un problema personal,
yo pago los honorarios mínimos a todo el mundo. Como tengo la hoja de
liquidación firmada, que el juez decida».
La
liquidación de honorarios firmada por ambas partes se ha convertido en
documento notarial fechado el 1 de agosto (su contrato fue el día 15) y
esclarecedor del tema. «Llevo 18 años en la Unión de Toreros y nunca he
visto tanto expedientes por impago como en los últimos cuatro. Ha sido
una caída en picado», dice Fraile. Y eso que el fraude es una realidad,
lo difícil es denunciarlo: «Al final me encuentro muy solo. He recibido
llamadas para amenazarme y muchos compañeros me dicen que para qué me
meto en estos líos, que es mejor pasar. Yo si tengo que pagar por
torear, mejor me quito. Me quedo en mi casa», concluye Lázaro.
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